Ese es el mito cultural. La valentía es mirar el miedo a la cara, sentirlo, aceptando que somos vulnerables, condición adquirida desde el nacimiento y que nos acompaña durante toda la vida.
Los que tienen un ansia de poder desenfrenado e ilimitado pretenden hacerse creer esta realidad.
¿Por qué en general nos cuidamos mutuamente en las familias? Porque nos necesitamos además de querernos. Pero solemos tener costumbres que responden a la vulnerabilidad sin querer reconocerla.
La valentía es poder sentir el propio miedo, dialogar con él para manejarlo lo mejor posible. En ningún modo eso significa dejar de actuar. Nuestras acciones sintiendo el miedo se volverán más prudentes, basadas en mayor y mejor información recopilada, tras una observación más aguda y minuciosa de nuestra realidad y la del entorno, más estratégicas.